Descripción
En los años 70 y 80 del pasado siglo XX, miles de niños surcoreanos fueron adoptados alrededor de todo el mundo. Más de nueve mil encontraron un nuevo hogar en Suecia, entre ellos la ilustradora Lisa Wool-Rim Sjöblom, que fue adoptada cuando tenía dos años. Durante su infancia, Lisa, luchó por encajar en la cultura sueca mientras reprimía su deseo innato de conocer sus orígenes. Escuchó tantas veces que debería estar agradecida por su vida en Suecia que, como muchos otros adoptados, aprendió a enterrar su sentimiento de abandono.