Descripción
En una velada de buenos caldos y supremas verdusquerías, el cineasta Luis Buñuel y el escritor Jean-Claude Carrière apostaron cuántos sinónimos admitía una palabra de lo más soez. De ese juego lúbrico salió esta antología definitiva de las palabras gruesas para paladares finos, un glosario del noble arte de la palabrota exacta no apto para espíritus pacatos ni para almas faltas. La relación epistolar entre un filólogo prestigioso y una dobladora de películas porno deprimida. Un clásico en Francia adaptado ahora a la literatura española por Ricard Borràs.